Ser amigo



Cultivar una amistad es aprender practicar con destreza el arte de la convivencia humana. Consiste en callar a tiempo, auxiliar - con discreción - antes de que se lo solicite. Es pasar por alto todas las faltas de los demás para detenerse en las virtudes y gozarlas. Disfrutar de muchas confidencias con alguien que comparte idénticos afanes, historias, vocaciones. Sin embargo, cuanto más valioso es querer y jugarse por aquel que es diferente, no coincide con nuestros puntos de vista y se mueve en las antípodas de nuestro ámbito, pero nos conoce con profundidad, se preocupa por nuestra salud, respeta nuestros amores. 

Tener amigos es saber que, en ocasiones habrá monólogos de uno u otro lado, que no buscan consejos, sino un canal de desahogo. Es además no tener vergüenza de llorar ni molestarse, porque el otro se derrumba. Es pedir perdón y concederlo; no envidiar y acompañar en las malas al que sufre, aunque hace mucho que no lo vemos. Es llamar primero después de un enojo, tocar un timbre, un recuerdo o un nombre en el momento justo. Es poder equivocarse, distraerse, no cumplir y ser comprendido. Es gritar, discutir y terminar en un abrazo. 

Un amigo es alguien que nos defiende cuando cien o mil personas nos condenan. Si no idealizamos al prójimo, después no tendremos que horrorizarnos ante sus imperfecciones, y no estaremos solas y solos. 

Alguien nos salvará, aun de las caídas merecidas, si aceptamos a los demás con sus cualidades y sin juzgar sus debilidades.

El amor y el tiempo



Érase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos, pero un día se les avisó que la isla se iba a hundir.

Todos los sentimientos se apresuraron a salir de la isla, se metieron en sus barcos y se preparaban a partir, pero el Amor se quedó, porque se quería quedar un rato más con la isla que tanto amaba, antes de que se hundiese. Cuando estaba ya casi ahogado, el Amor comenzó a pedir ayuda.

En eso venía la Riqueza y el amor dijo: ¡Riqueza, llévame contigo!

- "No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti", dijo la Riqueza.

El Amor le pidió ayuda a la Vanidad, que también venía pasando. - "No te puedo ayudar, Amor, tú estás todo mojado y vas a arruinar mi barco nuevo".

Entonces, le pidió a la tristeza si lo dejaba ir con ella. - "Ay Amor, estoy tan triste que prefiero ir sola", contestó.

También pasó la Alegría, pero estaba tan alegre que ni oyó al Amor llamar.

Desesperado, el Amor comenzó a llorar, ahí fue cuando una voz le llamó: - "Ven, Amor, yo te llevo". Era un viejito, pero el Amor estaba tan feliz que se le olvidó preguntarle su nombre.

Al llegar a tierra firme, le preguntó a la Sabiduría quién era ese viejito que lo llevó.

La Sabiduría respondió: - "Es el Tiempo".

- "¿El Tiempo? Pero, ¿por qué sólo el Tiempo me quiso traer? ".

La Sabiduría respondió: Porque sólo el Tiempo es capaz de ayudar y entender al Amor.

Calidad de tiempo



Yo pienso que el tiempo que pasamos con cada amigo es lo que hace a cada amigo tan importante. Las amistades se construyen de a pedacitos.

No importa la cantidad de tiempo que pasamos con cada amigo, sino la calidad del tiempo que vivimos con cada persona. Cinco minutos pueden ser más importante que un día entero.

Así, hay amistades hechas de risas y dolores compartidos; otras de la escuela, otras de salidas, cine y diversión; también están aquéllas que nacen y no sabemos de qué o por qué, pero sabemos que están presentes.

Tal vez éstas estén hechas de silencios compartidos, o de mutua simpatía que no tiene explicación. Hoy también hay muchas amistades hechas sólo de e-mails, nuestras "amistades virtuales" nos hacen reir, pensar, reflexionar...

Aprendemos a amar a las personas sin juzgarlas por su apariencia o modo de ser, sin poder etiquetarlas (como a veces hacemos inconcientemente). Hay amistades profundas que nacen así.

Un amigo se torna importante para nosotros y nosotros para él, cuando somos capaces, aún en su ausencia, de reír o llorar, de extrañar o querer estar bien cerca de él sólo para disfrutar de su compañía.

Podemos tener varios mejores amigos de diversas maneras. Lo importante es saber aprovechar al máximo cada minuto vivido y tener después, en nuestros recuerdos, horas para pasar con ellos, aunque estén lejos.

¡A la guerra!



Este es el caso de un joven al que su amigo no había regresado del campo de batalla.

Ante esta situación, se le ocurrió pedirle permiso a su jefe para ir a buscarlo.


Su teniente lo recibió en su despacho, pero al escuchar su inquietud, su respuesta fue: "Permiso negado".
Y aunque insistió, volvió a obtener la misma respuesta.

No obstante, en este segundo intento la explicó: "No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto".

El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde, regresó muy herido, pero estaba transportando el cadáver de su amigo.

El oficial (teniente) estaba furioso: - Ya le dije que había muerto.

¡Dios, ahora he perdido a dos hombres!

Dígame, soldado necio: "¿Valía la pena ir allá para traer un cadáver?

Y el soldado moribundo respondió: - Claro que sí señor!

El teniente estaba que le daba "yeyo" ante semejante respuesta, casi retadora y hasta humilladora en cierta forma.

El soldado bueno le explicó a su jefe que cuando encontró a su amigo, todavía estaba vivo, y al menos, por su valentía, le pudo escuchar decir: "Amigo, estaba seguro que vendrías".

Un amigo es aquel que llega cuando todo el mundo se ha ido.

No lo olvides



Un hombre, su caballo y su perro caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta de que los tres habían muerto en un accidente.

En una curva del camino, vieron una puerta toda de mármol, que conducía a una plaza con piso de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde salía agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que vigilaba la entrada y le dijo : "¡Buen día! ¿Qué lugar es éste?, preguntó". Es el cielo, fue la respuesta.

Mi caballo y mi cachorro también tienen sed. Lo lamento mucho, le dijo el guardia. "Aquí no se permite la entrada de animales", enfatizó el vigía. Aquel hombre quedó muy desilusionado porque su sed era grande. Pero él no bebió pensando en sus amigos.

Después encontraron un sitio cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja semi- abierta. A un costado estaba un viejo barbudo.

¡Buen día!, dice el caminante. Mis amigos y yo tenemos sed. Hay una fuente en aquellas piedras, le dijo el barbudo. Luego de saciar su sed, preguntaron: "¿Cómo se llama este sitio?"

¡Cielo!, respondió el hombre. ¿Cielo?, pero el hombre en puerta de mármol dijo que allá era el cielo.

¡Aquello no es el cielo, es el infierno! Allá se quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.





A un amigo



No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar, pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.

No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.

No puedo decirte quién eres ni quien deberías ser. Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.
En estos días me puse a recordar a mis amistades más preciosas. Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba.

Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran. Es lo que siento por todos ellos. Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría que sienten al verme.

Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la serenidad, en estos días pensé en mis amigos y amigas y, entre ellos, apareciste tú.

Hice lo que todo amigo: Oré y le agradecí a Dios que me haya dado la oportunidad de tener un amigo como tú.

Era una oración de gratitud: tú has dado valor a mi vida...

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